Moisés lo Explica
Si algún Católico busca una explicación profunda de la locura en marcha en Gaza, debería leer a Moisés en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, si los israelitas no mantienen los mandamientos de Dios, serán heridos con “locura, con ceguera y con turbación de espíritu” (Deut.XXVIII,28) entre otras muchas maldiciones. Como dijo el Padre Meinvielle, los judíos son una raza teológica y no pueden escapar de su destino teológico – están ligados a Dios como ningún otro pueblo en la tierra.
En Deuteronomio, Moisés está dando a los israelitas sus últimas solemnes instrucciones antes que entren en la Tierra Prometida y antes que él muera. En el Capítulo 28 (paralelado por Lev.XXVI), Moisés deja bien en claro el espíritu de Jehová (o Yahvé), el Dios del Antiguo Testamento, idéntico al Dios del Nuevo Testamento: los judíos serán especialmente bendecidos (v. 1–14) si ellos obedecen al único verdadero Dios; serán especialmente maldecidos (v. 15–68) si ellos Le desobedecen. De una u otra manera, son una raza especial a la cual se le está otorgando un conocimiento especial del único verdadero Dios para una misión especial que deben cumplir para El, con una recompensa o castigo especiales de El, dependiendo en como cumplan esa misión.
¡No es de extrañar que los judíos piensen que ellos son especiales! Entre las bendiciones listadas aquí por Moisés, Dios los “ensalzará sobre todos los pueblos” (v.1), los “constituirá por pueblo santo suyo” (v.9), para ser “la cabeza y no la cola” (v.13). Pero es de notar que en cada uno de esos tres versículos, Moisés hace que la superioridad de los israelitas dependa de su obediencia a Dios: si ellos “escuchan atentamente la voz de Dios practicando todos sus mandamientos” (v.1), si “guardan los mandamientos y andan por los caminos de El” (v.9), si “escuchan los mandamientos y los guardan y ponen en práctica” (v.13).
Por otro lado, si los israelitas tratan de ser esa nación superior en sus propios términos, desobedeciendo a Dios (v.15), entonces una multitud de maldiciones se les vendrán encima (v.16–68), y serán escarnecidos, odiados y pisoteados por todas las otras naciones: ellos serán “dispersados a través de todos los reinos de la tierra” (v.25), serán heridos con “locura, con ceguera y con turbación de espíritu” (v.28 – ¡piensen en Gaza!), el extranjero que habita en medio de ellos “se elevará cada vez más sobre ellos”, él será la cabeza y ellos la cola (v.43–44), el enemigo de ellos pondrá un “yugo de hierro” en sus cuellos (v.48), el Señor Dios los angustiará con todo tipo de sufrimientos (v.59–61) y ellos serán “arrancados de la tierra adonde vayan para poseerla” (v.63). Y todo esto ellos sufrirán por no haber mantenido y cumplido con las palabras de la ley de Dios (v.58).
¡Ay! ¿Es que todas estas bendiciones y maldiciones anunciadas por el gran Moisés valieron para hacer que los israelitas reconozcan y sirvan a su Mesías y Dios Encarnado cuando El vino, como también lo profetizó Moisés que haría (Deut.XVIII,15–18)? No, lo crucificaron en cambio, lo cual por cerca de 2000 años ahora, hizo bajar sobre sus cabezas todas las maldiciones de Moisés. Ellos se transformaron a sí mismos en la más despreciada y pisoteada nación sobre la tierra, y perdieron su derecho a la Tierra Prometida, habiendo sido expulsados y dispersados por todos otros lugares a partir de la destrucción de Jerusal 3;n en el 70 d.C.
Ni tampoco su recuperada posesión de la Tierra Santa significa que la maldición está siendo levantada porque ellos lo están haciendo en sus propios términos y no en los de Dios, así que la re-posesión ella misma se transforma en parte de la maldición. Como dijo Platón ( Georgias ), es mejor sufrir que cometer una injusticia, y por consiguiente, según la realidad espiritual, los israelíes son más de tenerle lástima que los palestinos. Paciencia. Nosotros “todos hemos pecado y precisamos la gloria de Dios” (Rom.III,22–23).
Kyrie eleison.
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Se otorga una licencia no exclusiva para imprimir, re-enviar por correo electrónico y/o publicar este artículo en Internet a los usuarios que así lo deseen, en el entendido de que no realizarán cambios al contenido que se reproduzca o distribuya, así como el conservar esta notificación con todas y cada una de las reproducciones del mismo como se autoriza por la presente. Fuera de esta licencia no exclusiva limitada, ninguna parte de este artículo puede ser reproducida en ninguna forma, ni por medios electrónicos ni mecánicos, sin autorización expresa y por escrito del editor, con la excepción de críticos que pudiesen citar breves pasajes en una reseña o excepto en aquellos casos en donde los derechos del contenido que ahí se reproduzca le pertenezca a su autor(es) original o a algún otro titular de los mismos. La reproducción adici onal del artículo se sujeta, por lo tanto, a la autorización expresa del mismo.
Si algún Católico busca una explicación profunda de la locura en marcha en Gaza, debería leer a Moisés en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, si los israelitas no mantienen los mandamientos de Dios, serán heridos con “locura, con ceguera y con turbación de espíritu” (Deut.XXVIII,28) entre otras muchas maldiciones. Como dijo el Padre Meinvielle, los judíos son una raza teológica y no pueden escapar de su destino teológico – están ligados a Dios como ningún otro pueblo en la tierra.
En Deuteronomio, Moisés está dando a los israelitas sus últimas solemnes instrucciones antes que entren en la Tierra Prometida y antes que él muera. En el Capítulo 28 (paralelado por Lev.XXVI), Moisés deja bien en claro el espíritu de Jehová (o Yahvé), el Dios del Antiguo Testamento, idéntico al Dios del Nuevo Testamento: los judíos serán especialmente bendecidos (v. 1–14) si ellos obedecen al único verdadero Dios; serán especialmente maldecidos (v. 15–68) si ellos Le desobedecen. De una u otra manera, son una raza especial a la cual se le está otorgando un conocimiento especial del único verdadero Dios para una misión especial que deben cumplir para El, con una recompensa o castigo especiales de El, dependiendo en como cumplan esa misión.
¡No es de extrañar que los judíos piensen que ellos son especiales! Entre las bendiciones listadas aquí por Moisés, Dios los “ensalzará sobre todos los pueblos” (v.1), los “constituirá por pueblo santo suyo” (v.9), para ser “la cabeza y no la cola” (v.13). Pero es de notar que en cada uno de esos tres versículos, Moisés hace que la superioridad de los israelitas dependa de su obediencia a Dios: si ellos “escuchan atentamente la voz de Dios practicando todos sus mandamientos” (v.1), si “guardan los mandamientos y andan por los caminos de El” (v.9), si “escuchan los mandamientos y los guardan y ponen en práctica” (v.13).
Por otro lado, si los israelitas tratan de ser esa nación superior en sus propios términos, desobedeciendo a Dios (v.15), entonces una multitud de maldiciones se les vendrán encima (v.16–68), y serán escarnecidos, odiados y pisoteados por todas las otras naciones: ellos serán “dispersados a través de todos los reinos de la tierra” (v.25), serán heridos con “locura, con ceguera y con turbación de espíritu” (v.28 – ¡piensen en Gaza!), el extranjero que habita en medio de ellos “se elevará cada vez más sobre ellos”, él será la cabeza y ellos la cola (v.43–44), el enemigo de ellos pondrá un “yugo de hierro” en sus cuellos (v.48), el Señor Dios los angustiará con todo tipo de sufrimientos (v.59–61) y ellos serán “arrancados de la tierra adonde vayan para poseerla” (v.63). Y todo esto ellos sufrirán por no haber mantenido y cumplido con las palabras de la ley de Dios (v.58).
¡Ay! ¿Es que todas estas bendiciones y maldiciones anunciadas por el gran Moisés valieron para hacer que los israelitas reconozcan y sirvan a su Mesías y Dios Encarnado cuando El vino, como también lo profetizó Moisés que haría (Deut.XVIII,15–18)? No, lo crucificaron en cambio, lo cual por cerca de 2000 años ahora, hizo bajar sobre sus cabezas todas las maldiciones de Moisés. Ellos se transformaron a sí mismos en la más despreciada y pisoteada nación sobre la tierra, y perdieron su derecho a la Tierra Prometida, habiendo sido expulsados y dispersados por todos otros lugares a partir de la destrucción de Jerusal 3;n en el 70 d.C.
Ni tampoco su recuperada posesión de la Tierra Santa significa que la maldición está siendo levantada porque ellos lo están haciendo en sus propios términos y no en los de Dios, así que la re-posesión ella misma se transforma en parte de la maldición. Como dijo Platón ( Georgias ), es mejor sufrir que cometer una injusticia, y por consiguiente, según la realidad espiritual, los israelíes son más de tenerle lástima que los palestinos. Paciencia. Nosotros “todos hemos pecado y precisamos la gloria de Dios” (Rom.III,22–23).
Kyrie eleison.
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